lunes, 13 de diciembre de 2010

dia 21

Hoy nos hemos levantado muy temprano ya que vamos hacia la isla de Ometepe, en el sur de Nicaragua, cerca de la frontera con Costa Rica. Nos detenemos en Rivas para desayunar y visitar la escuela agraria gestionada por los dominicos, allí nos explican el funcionamiento de la misma, que es de ámbito privado, aunque facilitan bastante la posibilidad de estudiar allí. Después ponemos rumbo a San Jorge, dónde nos montaremos en el ferry para dirigirnos a la isla. La vista es espectacular con los dos volcanes gobernado el horizonte. Atracamos en el puerto de Moyogalpa, no paro de admirar la majestuosidad del volcán concepción, me entero de que compitió por ser la octava maravilla del mundo, no me extraña. Desde allí nos vamos hacia Urbaite, la comunidad indígena que nos acogerá durante dos días, nos reciben con un evento musical dónde nos muestran algunos bailes típicos y una vez que nos ubicaron con nuestras familias adoptivas, colgamos las piñatas para goce de la chavalería del lugar. De mi familia sólo conozco a Antonio, ya que su madre no ha podido ir porque tenía un compromiso, él tiene 21 años y estudia tercero de derecho en la UNAM, y me cuenta que son tres hermanos y sus padres los que componen la familia, ahora somos cuatro hermanos, también me dice que hoy no voy a conocer a mi padre por que está trabajando en Granada, pero viene mañana. Después de cenar todos los jóvenes y las familias juntos, cada uno se dirije a su nuevo hogar, Nidia y yo comprobamos que, a parte de ser vecinos, también somos primos, ya que su madre y la mía son hermanas. Cuando llegamos a casa nos recibe Amada, mi madre, una mujer muy risueña con un gran sentido del humor, no para de reírse, me encanta, ella me presenta a sus otros hijos y me conduce a mi habitación. He de decir que aquí las condiciones son bastante mejores que en la comunidad de Venecia. Después nos ponemos a conversar en el salón de nuestra casa y al poco tiempo recibimos la visita de Nidia y su familia, o sea, mis tíos, y seguimos intercambiando impresiones, sobre todo con Sebastián, el padre de Nidia, que habla muchísimo y nos cuenta historias de la guerra y de la comunidad. He de decir que nos vino muy bien el hecho de que Nidia y yo pudiéramos compartir la experiencia y así romper el hielo con más facilidad. Después de conversar hasta altas horas llegó la hora de irnos a dormir, hasta mañana.

1 comentario:

  1. Con lo que te han gustado siempre las familias numerosas, al final vas a conseguir tener una.

    Un beso de mis compañeras que están aquí al lado y un abrazo muy fuerte de tu madre española, a la que le podías escribir de vez en cuando.

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